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martes, 28 de junio de 2016

CENTRO DE POSTGRADO PARA LA UNIVERSIDAD DE BEIRA INTERIOR. COVILHA

Durante la primavera de 2015 realicé el proyecto para el Centro de Postgrado para la Universidad de Beira Interior, en Covilha, Portugal, como parte del último curso de Proyectos, en la Universidad.
Sólo hizo falta unos minutos en el lugar de intervención para darnos cuenta de que la condición previa más importante a tener en cuenta el lugar donde iba a intervenir. La parcela estaba caracterizada por encontrarse a las afueras de la ciudad, rodeada de zonas verdes con unos desniveles muy importantes, ya que se encontraba en el camino a la cima de una pequeña colina.
 Debido a sus orígenes destinados a la explotación agrícola, la parcela cuenta con 5 espacios aterrazados, construidos con muros de contención de piedra, que escalonan la parcela con saltos de nivel de aproximadamente 2 m de altura. Ésto, junto con la presencia en la cercanía del edificio para la rectoría, que reaprovecha el claustro y edificaciones colindantes de un convento construido en el s. XVIII, son considerados los elementos que deben ser protagonistas en la intervención en el lugar.

Los objetivos del proyecto son la utilización de un perfil bajo, de forma que no eclipse por su altura al edificio histórico de la Universidad, y èste siga siendo el protagonista del entorno. Además el edificio se apoya en la topografía y en los bancales existentes , ya que su disposición a lo largo de la parcela debe estar supeditada a la altura y geometría de los mismos, potenciando así los elementos existentes de la arquitectura tradicional agrícola. La búsqueda de las visuales, y de una orientación y soleamiento natural adecuado para el correcto funcionamiento del programa que alberga, también es primordial, ya que al tratarse de un edificio con fines educativos y administrativos, de uso diario, su diseño debe tener en cuenta las necesidades de los distintos espacios que alberga.

 EL edificio se concibe como dos pastillas funcionales paralelas, que van a deslizarse y girarse la una respecto de la otra para adecuarse a la topografía de la parcela, y que se abren para buscar las mejores visuales del paisaje y de la ciudad, que está a los pies de la colina.  Éstas se maclan mediante un volumen transversal y representativo, que confiere la unidad al conjunto.
Los dos tipos de espacios son totalmente opuestos, desde su configuración espacial hasta su desarrollo constructivo.


Las dos bandas funcionales se caracterizan por su estructura a base de costillas de madera, siempre presentes, que introduce un ritmo variable de luces y sombras a lo largo de todo su desarrollo longitudinal. Crean un espacio intermedio entre los limites exteriores y el espacio funcional, un espacio congelado entre el bullicio de las clases y la tranquilidad de la naturaleza, que configura el umbral entre lo natural y lo artificial.



La unión, el espacio representativo, se configura como un gran vacío central que distribuye y da unidad a las bandas funcionales, convirtiéndolas en un conjunto. Tanto funcional, como estructuralmente, este espacio es totalmente diferente. La estructura metálica, pasa totalmente desapercibida, siendo un gran vacío transversal el protagonista del elemento, un gran vestíbulo representativo para el centro de postgrado, que conecta las dos áreas didácticas y se materializa como el límite y filtro entre lo natural y lo artificial.

En su materialización exterior, también son diametralmente opuestos, ya que las bandas funcionales son permeables, de vidrio con una celosía modulada de madera que transmite el ritmo estructural interior hacia el exterior del edificio. El volumen representativo, por el contrario, es un elemento masivo de hormigón con grandes paños de vidrio, en su búsqueda de las visuales más interesantes del entorno.